Motivación
Para conseguir el objetivo de reducir la pobreza es indispensable garantizar que el embarazo y el parto no sean sinónimo de muerte y daños a la salud de las mujeres. Así lo reconoció en su momento la Asamblea General de las Naciones Unidas estableciendo la mejora de la salud materna como el Objetivo número 5 de la Agenda del Milenio 5.
No obstante, a pesar de los esfuerzos desplegados en el marco de la agenda del milenio, la lucha contra la mortalidad materna es el único ODM en el que no se han producido avances. Según datos de Naciones Unidas, el alto riesgo de muerte durante el embarazo o el parto no ha disminuido en África subsahariana ni en Asia meridional. En 2005 murieron más de 500.000 mujeres por estas causas, 86% de ellas en estas dos regiones. El riesgo de que una mujer de África subsahariana muera por complicaciones tratables o prevenibles del embarazo o del parto durante toda su vida es de 1 a 22, mientras que en las regiones desarrolladas es de 1 en 7.300.
A escala mundial, la mortalidad materna ha disminuido menos de un 1% por año entre 1990 y 2005, muy por debajo del 5,5% previsto como necesario para alcanzar la meta del milenio. En 2006, cerca del 61% de los nacimientos en el mundo en desarrollo fueron asistidos por personal cualificado, lo cual representa un aumento con respecto a 1990, cuando era de un 50%. No obstante, la cobertura sigue siendo baja en Asia meridional (40%) y África subsahariana (47%). La atención prenatal también se ha incrementado a tres cuartas partes de las mujeres embarazadas del mundo en desarrollo, aunque las 4 consultas recomendadas por la OMS como atención prenatal mínima sólo la reciben un 42% de las mujeres de África subsahariana. El acceso a la salud reproductiva necesario para mejorar la mortalidad materna tampoco es todo lo universal que debiera. Por ello, la fecundidad adolescente disminuye muy lentamente y casi imperceptiblemente y en algunas regiones de África y Asia incluso se ha incrementado.
En otras regiones, como América Latina y Sudeste asiático donde la fecundidad total disminuyó sustancialmente en las dos últimas décadas, la tasa de fecundidad adolescente se redujo poco y sigue con más de 60 nacimientos cada 1.000 mujeres. La demanda insatisfecha de planificación familiar sigue siendo muy alta en todas las regiones y sobre todo entre las personas más pobres.
Mientras no se incrementen los recursos y los compromisos políticos de donantes, Gobiernos y sociedad civil de los países del sur no podrá revertirse esta situación.
Según Naciones Unidas, de hecho, serán necesarios 2.400 millones de dólares en 2009 y hasta 7.000 dólares en 2015 para salvar las vidas de 3 millones de mujeres embarazadas y 7 millones de niños. Estos recursos deben dirigirse al fortalecimiento de los sistemas públicos de atención primaria de los países en desarrollo y de la sociedad civil como actor clave en la movilización y demanda del acceso adecuado a la salud reproductiva. La formación y contratación de más personal cualificado, la mejora de la calidad de atención en salud sexual y reproductiva, la gratuidad del acceso a la salud para las poblaciones más vulnerables y con menos recursos, así como las estrategias de mejora del uso de la planificación familiar y del acceso a los servicios de
referencia y emergencia obstétrica, deberán ser también aspectos fundamentales a potenciar para conseguir resultados de desarrollos sostenible.
Para conseguir el objetivo de reducir la pobreza es indispensable garantizar que el embarazo y el parto no sean sinónimo de muerte y daños a la salud de las mujeres. Así lo reconoció en su momento la Asamblea General de las Naciones Unidas estableciendo la mejora de la salud materna como el Objetivo número 5 de la Agenda del Milenio 5.
No obstante, a pesar de los esfuerzos desplegados en el marco de la agenda del milenio, la lucha contra la mortalidad materna es el único ODM en el que no se han producido avances. Según datos de Naciones Unidas, el alto riesgo de muerte durante el embarazo o el parto no ha disminuido en África subsahariana ni en Asia meridional. En 2005 murieron más de 500.000 mujeres por estas causas, 86% de ellas en estas dos regiones. El riesgo de que una mujer de África subsahariana muera por complicaciones tratables o prevenibles del embarazo o del parto durante toda su vida es de 1 a 22, mientras que en las regiones desarrolladas es de 1 en 7.300.
A escala mundial, la mortalidad materna ha disminuido menos de un 1% por año entre 1990 y 2005, muy por debajo del 5,5% previsto como necesario para alcanzar la meta del milenio. En 2006, cerca del 61% de los nacimientos en el mundo en desarrollo fueron asistidos por personal cualificado, lo cual representa un aumento con respecto a 1990, cuando era de un 50%. No obstante, la cobertura sigue siendo baja en Asia meridional (40%) y África subsahariana (47%). La atención prenatal también se ha incrementado a tres cuartas partes de las mujeres embarazadas del mundo en desarrollo, aunque las 4 consultas recomendadas por la OMS como atención prenatal mínima sólo la reciben un 42% de las mujeres de África subsahariana. El acceso a la salud reproductiva necesario para mejorar la mortalidad materna tampoco es todo lo universal que debiera. Por ello, la fecundidad adolescente disminuye muy lentamente y casi imperceptiblemente y en algunas regiones de África y Asia incluso se ha incrementado.
En otras regiones, como América Latina y Sudeste asiático donde la fecundidad total disminuyó sustancialmente en las dos últimas décadas, la tasa de fecundidad adolescente se redujo poco y sigue con más de 60 nacimientos cada 1.000 mujeres. La demanda insatisfecha de planificación familiar sigue siendo muy alta en todas las regiones y sobre todo entre las personas más pobres.
Mientras no se incrementen los recursos y los compromisos políticos de donantes, Gobiernos y sociedad civil de los países del sur no podrá revertirse esta situación.
Según Naciones Unidas, de hecho, serán necesarios 2.400 millones de dólares en 2009 y hasta 7.000 dólares en 2015 para salvar las vidas de 3 millones de mujeres embarazadas y 7 millones de niños. Estos recursos deben dirigirse al fortalecimiento de los sistemas públicos de atención primaria de los países en desarrollo y de la sociedad civil como actor clave en la movilización y demanda del acceso adecuado a la salud reproductiva. La formación y contratación de más personal cualificado, la mejora de la calidad de atención en salud sexual y reproductiva, la gratuidad del acceso a la salud para las poblaciones más vulnerables y con menos recursos, así como las estrategias de mejora del uso de la planificación familiar y del acceso a los servicios de
referencia y emergencia obstétrica, deberán ser también aspectos fundamentales a potenciar para conseguir resultados de desarrollos sostenible.
Por todo ello, proponemos la siguiente:
Proposición no de Ley
«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a:
1. Incrementar la contribución de la cooperación española a la lucha contra la mortalidad materna FNUAP y otros instrumentos de la cooperación española.
2. Impulsar el cumplimiento de la Declaración de Abuja, adoptada en 2001 por la cual los países africanos se comprometen a destinar un mínimo de 15% del presupuesto anual a salud.
3. Actuar en el seno de las Naciones Unidas para incrementar la sensibilización de otros países donantes hacia la lucha contra la mortalidad materna. 4. Impulsar desde la política de cooperación la aplicación de nuevos instrumentos para el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud.
5. Impulsar el trabajo de la sociedad civil africana y española a favor de la lucha contra la mortalidad materna, a través del apoyo a campañas y proyectos con este objetivo específico.»
«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a:
1. Incrementar la contribución de la cooperación española a la lucha contra la mortalidad materna FNUAP y otros instrumentos de la cooperación española.
2. Impulsar el cumplimiento de la Declaración de Abuja, adoptada en 2001 por la cual los países africanos se comprometen a destinar un mínimo de 15% del presupuesto anual a salud.
3. Actuar en el seno de las Naciones Unidas para incrementar la sensibilización de otros países donantes hacia la lucha contra la mortalidad materna. 4. Impulsar desde la política de cooperación la aplicación de nuevos instrumentos para el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud.
5. Impulsar el trabajo de la sociedad civil africana y española a favor de la lucha contra la mortalidad materna, a través del apoyo a campañas y proyectos con este objetivo específico.»
Palacio del Congreso de los Diputados, 21 de mayo de 2009.—Los Portavoces de los Grupos Parlamentarios Socialista, Popular en el Congreso, Catalán (CiU), Vasco (EAJ-PNV), de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds y Mixto.
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