martes, 17 de marzo de 2009


El sistema de seguridad alimentaria de la Unión Europea evita envenenamientos accidentales o malnutrición involuntaria, pero los ciudadanos europeos buscan una mayor calidad y productos elaborados a través de procedimientos "éticos". ¿Es necesario un nuevo sistema de etiquetado para responder a estas demandas?
Las actitudes y prioridades de los consumidores europeos han variado mucho en los últimos años. Poco ha poco se ha ido abriendo paso una cultura de consumo responsable, como explica la eurodiputada rumana del grupo del Partido Popular Europeo Maria Petre, autora de un informe sobre calidad de los alimentos.

"Los consumidores son más conscientes de la contribución de la agricultura al desarrollo sostenible, al cambio climático, al bienestar animal y a la desertificación", explica.

Todo en las etiquetas

Para satisfacer las demandas de los consumidores, que quieren conocer la procedencia de los productos que compran, y cómo han sido producidos, la eurodiputada propone que sea obligatorio indicar en el etiquetado el lugar de origen no sólo de los productos primarios sino también de los procesados. Esto supondría detallar el origen de los principales ingredientes utilizados para su elaboración.

De este modo, por ejemplo un bombón belga que contenga una almendra en su interior debería especificar que ha sido elaborado en Bélgica, y que el Cacao procede de Costa de Marfil y el fruto seco de Burkina Faso. O un pollo precocinado para preparar en el microondas debería indicar que ha sido manufacturado en la Unión Europea, pero el pollo en sí procede de Tailandia...

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