Llega el turno del país escandinavo en la presidencia rotatoria de la Unión Europea. En la agenda de los próximos seis meses, recuperación económica y cambio climático.
Suecia asume el 1 de julio la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea con la esperanza de conducir a los 27 fuera de la recesión y propiciar el éxito de las negociaciones internacionales sobre el cambio climático.
Una de sus prioridades será coordinar las políticas nacionales frente a unos déficits presupuestarios que se han disparado debido a los esfuerzos de los países miembros por impulsar el crecimiento y mantener a flote los bancos.
Tambien aumenta el desempleo, y Suecia quiere sentar las bases para una nueva estrategia de crecimiento y empleo de cara a la siguiente década. La estrategia actual, adoptada en 2000, expira el año próximo.
En su reunión de junio, los dirigentes de la UE respaldaron las propuestas de la Comisión sobre una supervisión más estricta del sector financiero . Suecia espera que la normativa correspondiente se apruebe durante su presidencia. El Gobierno sueco se encargará además de preparar la posición de la UE para la reunión del G-20 prevista en septiembre.
Sin embargo, su prioridad máxima será un ambicioso acuerdo contra el cambio climático que podría aprobarse en la cumbre de las Naciones Unidas de diciembre próximo en Copenhague. El Primer Ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cree que el problema requiere una respuesta planetaria, para la cual "debemos mantener unida a la UE y dar prueba de liderazgo europeo".
En las negociaciones previas a la conferencia, Suecia insistirá en la propuesta europea de profundos recortes a las emisiones de dióxido de carbono e intentará lograr el consenso sobre la financiación de la lucha contra el calentamiento global, sobre todo en los países en desarrollo.
Suecia asume la presidencia en un momento de cambio e incertidumbre institucional. Hay un nuevo Parlamento, surgido de las elecciones de junio, y ahora habrá de designarse una nueva Comisión. En otoño se prevé un segundo referéndum en Irlanda sobre el Tratado de Lisboa, rechazado el pasado verano en lo que supuso un golpe a los esfuerzos por racionalizar el proceso decisorio europeo. Para que entre en vigor, todos los países miembros deben ratificar el Tratado.
Pero en los próximos seis meses Suecia también quiere conjugar los esfuerzos europeos por combatir la contaminación en el mar Báltico y relanzar la economía de la región, gravemente afectada por la crisis financiera, además de impulsar una política común de asilo e intensificar la cooperación europea en materia de inmigración.
Web de la Presidencia sueca
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