martes, 11 de noviembre de 2008

"Revolución verde" en el Parlamento Europeo

"Revolución verde" en el Parlamento Europeo

Un vehículo híbrido frente al PE de Estrasburgo en junio de 2007

El PE cambiará sus coches por vehículos híbridos

La huella de carbono, medida en toneladas de dióxido de carbono, valora el impacto medioambiental de una determinada actividad. La Eurocámara, muy activa en la lucha contra el cambio climático, se ha comprometido a reducir su huella de carbono en un treinta por ciento antes de 2020. Los principales líderes parlamentarios ya estudian qué medidas sería conveniente adoptar a partir del año que viene.

Un estudio encargado por la Mesa del Parlamento Europeo (formada por el Presidente y los catorce vicepresidentes) no sólo aseguró que es posible lograr una reducción del treinta por ciento, sino que también apuntaba algunas estrategias que sería conveniente adoptar con el fin de reducir las emisiones de gases contaminantes producidas por la Eurocámara.

Ahorrar energía

Así, afirmaba que es necesario lograr un cambio de mentalidad que haga bajar la necesidad energética; también habría que aumentar la eficiencia energética de la institución, por ejemplo introduciendo energías renovables. Sin embargo, la mayor reducción se obtendría, según el documento, mediante la optimización del uso energético en áreas como la infraestructura o la movilidad en los edificios parlamentarios.

La huella de carbono del Parlamento Europeo está estrechamente relacionada con la propia naturaleza de la institución, que requiere varios edificios para realizar sus actividades (más de un millón de metros cuadrados), y que además se ve obligada por los Tratados constitutivos de la Unión Europea a mantener una estructura operativa en tres ciudades diferentes.

Paneles solares

Para logar reducir en un treinta por ciento la huella de carbono de la Eurocámara, se ha establecido ya un grupo de trabajo sobre política medioambiental, presidido por el eurodiputado francés de Los Verdes Gérard Onesta, del que forman parte cuatro vicepresidentes del Parlamento Europeo.

Onesta reconoce que "la situación actual no es muy buena", pero asegura que "estamos viendo nacer una revolución verde, queremos ser un ejemplo, ir más allá de votar medidas para aplicarlas". También adelanta algunas de las iniciativas que se prevé poner en práctica, como que el nuevo edificio de Luxemburgo cuente con paneles solares en el tejado o con un sistema de calefacción mediante biomasa.

Además, explica que los coches que forman parte de la flota del Parlamento Europeo serán sustituidos gradualmente por vehículos híbridos, y sugiere que se recurra con mayor frecuencia a videoconferencias con el fin de evitar desplazamientos, o que las salas de reuniones estén equipadas con pantallas de ordenador para evitar impresiones innecesarias.

Gestión medioambiental

Desde 2008, el Parlamento Europeo sólo usa electricidad "verde" para iluminar sus dependencias, con lo que se ha logrado reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un diecisiete por ciento. Es la única institución comunitaria que cuenta con el sistema de gestión medioambiental EMAS para sus tres lugares de trabajo; la Comisión Europea la recibirá el martes 11 de noviembre.

Los eurodiputados miembros de la comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara ya han defendido repetidamente la necesidad de aplicar medidas que reduzcan el impacto medioambiental de la actividad parlamentaria, como el liberal rumano Magor Imre Csibi, que apuesta por la instalación de pantallas de ordenador en las salas de reuniones, o el británico del Partido Popular Europeo John Bowis, que recuerda que "aprovechar la luz del día también mejora la calidad del aire".

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